Naline Roodbeen, nuestra viajera y amiga, nos trae una perspectiva de primera mano del Turismo Rural Comunitario en Perú luego de experimentar durante algunos días la vida en comunidades locales, mientras conocía también los principales atractivos del país. En sus propias palabras e imágenes:
¿Alguna vez se ha preguntado qué puede hacer para viajar de forma más sostenible? De hecho yo lo he hecho. Mucho antes de que viajar se convierta en parte de mi vida como escritora de viajes, visité muchos países alrededor del mundo. Con cada experiencia mi amor por viajar creció, pero así también mi consciencia acerca de lo que puede lograr el turismo en un país. Cuando por primera vez escuché de algo llamado Turismo Rural Comunitario, supe desde ese momento que cambiaría la forma en que viajaría. De tal manera que cuando el trabajo me llevó al Perú este mismo año, crucé caminos con RESPONSible Travel Peru, quienes entienden esta manera de viajar como nadie más lo hace. Con su ayuda me hospedé en medio de comunidades rurales y me convertí en parte de la vida local peruana que de otra manera no hubiese podido lograr.
Un intercambio igualitario
Una simple sonrisa en el mercado, una conversación en el parque; para mí, los pobladores locales son el alma de un país. A través de ellos se puede experimentar un destino de una forma que ningún hotel de lujo o atracción imperdible puede superar. Las comunidades locales son normalmente las últimas en prosperar gracias al turismo, enfrentando la contaminación por residuos, el daño ambiental y la comercialización de su cultura, mucho antes de obtener el beneficio de un empleo seguro e ingresos estables, así como del desarrollo. Y es así que empecé a ser más consciente de las decisiones que hago cuando viajo. En cada país busco las maneras de interactuar con la gente local pero de una forma en que sea igualmente interesante para ellos. Y así es como el Turismo Rural Comunitario entra en acción: viajando de esta manera usted contribuye a mejorar la vida de los locales, mientras se escapa de los atestados circuitos tradicionales, creando hermosos recuerdos con gente que de otra manera no conocería. Cuando planificaba mi viaje a Perú ésto fue lo que me llevó a RESPONSible Travel Peru, quienes entienden la importancia del turismo sostenible para la gente local y lo que eso puede significar en la experiencia para los viajeros. Con su ayuda, incluí visitas a dos comunidades dentro de mi itinerario. Algo que cambió mi perspectiva de lo que, de otra manera, hubiesen sido simplemente dos sitios muy turísticos pero que terminaron siendo las mejores partes de mi experiencia en Perú.
La comunidad de Coporaque en el Valle del Colca
Enclavado en el vasto paisaje del Valle del colca, se encuentra la pequeña comunidad rural de Coporaque. A sólo siete kilómetros del turístico pueblo de Chivay, pero un mundo aparte de la agitación y movimiento de los tours grupales que visitan el Cañón del Colca. A mi llegada soy bienvenida por una de las cuatro familias que abrieron sus corazones y hogares a visitantes de todo el mundo. Por tres días enteros me instalo en una habitación privada con baño y disfruto de los más deliciosos platillos locales.
Mis anfitriones, Fredy y Amanda me llevan en una caminata hacia las poco visitadas aguas termales. Durante una cabalgata con el señor “Chocolate” disfruto de vistas espectaculares desde lo alto de las montañas. En las mañanas despierto con no más que los sonidos de la naturaleza y tengo las vistas de las verdes terrazas y de los glaciares y volcanes a la distancia. Cuando paseaba por el pueblo era saludada por los pobladores y por los pequeños escolares con algo más de algarabía, mientras me cruzaba con rebaños de ovejas y alpacas atravezando los caminos. Luego de tres días se me hace difícil dejar este tranquilo lugar y su amigable gente. Cuando continúo mi viaje a Cusco paso de regreso por Chivay con sus calles llenas de hoteles y atolladeros de buses turísticos y me siento aún más agradecida por haber experimentado esta parte del Perú lejos del turismo de masas. Aún cuando recién nos conocimos y que probablemente no nos volvamos a ver, esta gente me hizo sentir como parte de la familia y compartió sus historias personales conmigo, dándome un nuevo entendimiento de lo que es el Perú. Historias que viajarán conmigo por mucho tiempo.
El Lago Titicaca lejos de las multitudes
Luego de pasar un tiempo en Cusco y admirar Machu Picchu, me pongo en camino al lago Titicaca para visitar una segunda comunidad local. Abarcando territorio entre Perú y Bolivia, el Titicaca se extiende por más de ocho mil kilómetros cuadrados a una altitud cercana a los cuatro mil metros, haciendo de este el lago navegable más alto del mundo. Con la belleza del lago, sus muchos mitos y la presencia de comunidades nativas, vienen los turistas. Algo que resulta difícil de obviar cuando llego a la ciudad de Puno, contigua al lago, son los omnipresentes anuncios para visitar las famosas islas flotantes. La recepcionista de mi hotel intenta convencerme de reservar un tour de un día para visitarlas, pero ya tengo mi propio plan. Sonrío pues pienso en las historias que he oído de parte del equipo de RESPONS sobre lo que me espera para los próximos días.
La mayoría de los turistas, en busca de lo que resulta más eficiente en cuanto al costo y el tiempo disponible, se inclinan por los convenientes tours de un día que los llevan a las atracciones principales en las cercanías. Afortunadamente yo fui advertida de que estos tours son una especie de puesta en escena carente de toda autenticidad. La verdadera experiencia en el Titicaca espera un poco más allá, donde los nativos Uros se encuentran efectivamente viviendo sobre las islas flotantes artificiales construidas con juncos, y que raramente ven turistas, pero que estarán felices de contarle acerca de su modo de vida. Así que a la mañana siguiente un bote me lleva desde la península de Capachica hasta una de las islas. Las horas siguientes se encuentran entre las mejores de todo mi viaje al Perú. Escucho las historias de los habitantes Uros y para mi sorpresa me entero de que soy la primera turista que ven en una semana. En cuestión de minutos me consideran su amiga y paso tiempo con ellos viendo como las mujeres, ataviadas en los más hermosos vestidos, preparan la cena. Juego con los más pequeños que aún gatean por la isla a la espera del bote que me llevará a mi siguiente destino. Ya a bordo, mi mente todavía va asimilando aquellas escenas que me resultan irreales. Vidas tan lejanas y diferentes a la mía y a cualquiera sobre la que haya podido leer en cualquier guía de viaje.
Justo antes del atardecer llego a la comunidad de Chifrón y arriba del precipicio, a modo de un mirador sobre el lago, me espera Inti Wasi. Esta es la casa de Walther, Mariela y sus dos hijos, quienes abrieron su hogar como hospedaje, por amor a la vida rural y queriendo compartirla con viajeros en busca de experiencias más auténticas y relajadas. Esa noche, durante la cena, hablamos sobre la vida en esta parte del Perú y sobre el desarrollo del turismo. Con más y más edificios de concreto surgiendo en el área, es cada vez más importante apoyar iniciativas de pequeña escala y administradas por familias como esta, que ayudan a que el turismo alrededor del lago Titicaca se vuelva sostenible con respecto al ambiente, la cultura y la vida de sus comunidades nativas.
¿De vuelta a los básico?
La denominación de alojamiento familiar es normalmente asociada a condiciones extremadamente básicas, pero opuesto a lo que muchos suponen, yo me encontré con que hospedarse con una familia local es sorprendentemente cómodo. Pasé las noches en acogedoras habitaciones privadas con baño, y experimenté el cómo las familias hacen todo lo necesario para hacerle sentir en casa. Una parte importante de esta experiencia es también la comida local, mayormente preparada con ingredientes orgánicos de la zona. En Inti Wasi saboreé pescado fresco del Titicaca y en Coporaque probé por primera vez la carne de alpaca preparada de acuerdo a una receta familiar especial. Tenga en consideración de que no se está hospedando en un hotel, de modo que olvídese de los caprichos como el minibar y las toallas esponjosas. Pero le aseguro que puede sobrevivir un par de noches sin eso, ¿verdad?
Y ya sea si hablase un español fluido o si tuviese que ponerse creativo para mantener una conversación: usted dejará a su familia anfitriona con un nuevo entendimiento de la vida en el Perú y habrá hecho lo mismo por ella. En palabras de Rocío de la comunidad de Coporaque: “Hemos recibido visitantes de todo el mundo. Nos ha enseñado muchas cosas acerca de las culturas extranjeras. Lo que más me gusta de recibir gente en mi casa es que puedo compartir nuestra cultura y tradiciones, y en cambio, veo como mis hijos aprenden sobre la vida más allá de nuestra pequeña comunidad”. Y esto es exactamente de lo que el Turismo Rural Comunitario trata: un intercambio justo y sostenible del cual ambas partes se benefician igualmente.
Sumérjase usted mismo
¿Entonces todo esto significa que usted debe viajar completamente local? No, no lo creo. Mientras más mejor, por supuesto, pero ningún turista viaja de manera 100% responsable, y eso está bien. Disfrute del lujo de aquel hotel con piscina en el techo y épico desayuno buffet. Déjese envolver en una experiencia culinaria en uno de los mundialmente reconocidos restaurantes de Lima (¡verdaderamente en la lista de deseos de cualquiera!) y visite todos los sitios obligados a lo largo del camino. Pero como RESPONSible Travel Peru me sugirió: tómese algunos días de sus vacaciones para tomar un desvío, terminar rodeado de gente local y sumergirse en la vida real. Valdrá la pena. Para usted y los locales.
Si ahora usted está deseando sumergirse tal como lo hizo Naline en la vida de comunidades locales, mientras disfruta igualmente de los principales atractivos del Perú durante sus vacaciones. No lo dude más y póngase en contacto con nosotros, pues tenemos una amplia variedad de opciones que ofrecer, ya que trabajamos de la mano con más de setenta comunidades a lo largo de todo el país. Uno de nuestros especialistas se pondrá en contacto con usted y juntos, de manera muy personalizada, diseñarán su viaje perfecto 100% hecho a la medida por el Perú. Complete nuestro breve formulario y habrá dado un paso adelante hacia sus vacaciones soñadas.
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