La información que leerá a continuación fue redactada con el propósito de alimentar el Blog del Albergue Pankotsi, el cual iba a implementarse en su página web. Sin embargo, el proyecto no se materializó y en RESPONS decidimos echar una mano en la difusión de aquello que desde Pankotsi quieren decir.
Además, el video que acabas de ver, lo produjimos en colaboración con aliados para dar mayor visibilidad al trabajo de la comunidad de Shipetiari en turismo. Estamos seguros de que si seguimos apoyando, lograremos a que nuestros amigos de Pankotsi logren sus metas.
–PREPARACIÓN
1.Turismo rural comunitario en la selva amazónica del Manu
2.Poniendo a Shipetiari (y a Pankotsi) en contexto, qué son el Manu y la Amazonía
3.¿Qué necesita para unos días de estadía en el albergue de selva Pankotsi
–DESCRIPCIÓN
4.Aproximarse al corazón del Manu desde Shipetiari
5.Llegada a Pankotsi, del Cusco al Manu.
6.Segundo día en Pankotsi, primer día de turismo vivencial en Shipetiari, Manu
–COMPLEMENTO
7.Experiencias de vida silvestre en Pankotsi, una muestra de lo que guarda Manu
8.Las costumbres originarias en Shipetiari, la vida matsigenka
9.Viajes de sanación a la selva amazónica del Manu
10.Los gigantes verdes y su rol en el ecoturismo en la selva amazónica
11.Clases de cocina en la selva del Manu, algo más que gastronomía
-PREPARACIÓN-
1. Turismo rural comunitario en la selva amazónica del Manu
¿Qué mejor oportunidad para conocer la selva amazónica de la mano de sus propios habitantes que tomar un tour del Cusco al Manu y hospedarse en el Albergue Pankotsi?
Pankotsi es resultado de la organización de la comunidad nativa de Shipetiari, quienes han conformado exitosamente un comité de turismo y cuyos integrantes dan a conocer la forma de vida matsigenka, a la vez que muestran las riquezas naturales de la selva.
Cinco bungalós totalmente independientes y cada uno aislado del resto, son los que se han dispuesto en el área del albergue de selva, para garantizar una experiencia verdaderamente auténtica y natural. Pero no se preocupe, pues siempre estará cerca y tendrá al alcance los servicios que se prestan en las instalaciones principales, así como también experimentará la cercanía a la comunidad, en donde podrá compartir momentos únicos.
La etnia matsigenka (pronunciado machiguenga en español) se distribuye ampliamente entre los departamentos de Cusco y Madre de Dios y cuenta con alrededor de 13 mil integrantes que se esparcen por las orillas de varios grandes ríos amazónicos. En el caso de Shipetiari, hablamos de alrededor de 120 comuneros en el margen izquierdo del río Alto Madre de Dios.
Las familias en Shipetiari conservan las prácticas ancestrales, su lengua nativa y la tradición de sus leyendas. No deje de leer las notas complementarias, ¡SON CINCO! y están al final.
2. Poniendo a Shipetiari (y a Pankotsi) en contexto, qué son el Manu y la Amazonía
Si ha llegado a este blog es porque probablemente tiene intención de visitar y conocer algo de esta vasta región, pero precisamente es esa palabra –vasta, la que hace que las cosas sean a veces un tanto complejas de entender, ya que hablar de la Amazonía, o sea el área de influencia del río Amazonas, es hablar en grande.
La Amazonía es la selva más extensa del planeta y es compartida por ocho países, así que no es de extrañar que entre toda esa riqueza existan culturas de las que no se conozca mucho, a pesar de que algunas otras han tenido bastante contacto con la civilización moderna.
Aquel mismo panorama ocurre también, aunque a una escala menor, dentro del territorio peruano, y para ir aclarando conceptos vamos a ir mencionando las cosas por su nombre.
La extensión del país considerada amazónica es cercana al 60% y dentro de este espacio son varios los departamentos involucrados, pero son los de Madre de Dios y Cusco los que nos atañen principalmente, más el primero que el segundo, cabe aclarar.
También está el río Manu, afluente del río Madre de Dios. Y volviendo a las divisiones políticas, una de las tres provincias que conforman el departamento de Madre de Dios, también lleva el nombre de Manu.
Paralelamente existen el Parque Nacional Manu (por designación del estado peruano) y la Reserva de Biósfera Manu (por designación internacional de la UNESCO); el primero se decretó en el 1973 abarcando toda la cuenca del río homónimo; mientras que en 1977 UNESCO incorporó provincias aledañas, incluyendo comunidades de colonos, en busca de lograr la preservación natural mediante integración cultural como conjunto. Luego (2007) el parque fue ampliado para totalizar, al día de hoy, una extensión de 1.716.295,22 hectáreas y es reconocido además como Patrimonio Natural de la Humanidad.
Sin embargo, aún existen zonas externas denominadas de transición y tampón (o de amortiguamiento) al parque nacional, pero que se circunscriben en el ámbito de Manu como región, y ese es el caso de Shipetiari, la comunidad nativa de la etnia matsigenka (o machiguenga) que fundó el albergue Pankotsi.
Entonces, ¿quiénes son los matsigenka?
Según se traduce de su propia lengua (también denominada matsigenka) la palabra significa “gente” – o seres humanos. Es una cultura de costumbres semi-nómadas que a pesar de ser bastante dispersos, y de vivir en grupos familiares poco abundantes, son conocidos desde tiempos pre-colombinos.
Se estima que los matsigenka conforman una población de 13 mil, número que resulta bastante hipotético, puesto que, a pesar de que si bien algunas comunidades se han asentado de forma permanente en aldeas y tienen contacto permanente o inicial con otras culturas, muchos otros siguen siendo nómadas y aún se mantienen aislados en la inmensidad de Manu.
Además, Manu es territorio de varias otras etnias como Yine, Amarakaeri, Huachipaeri, Nanty, Mashco-Piro, Amahuac y Quechua, entre otros, lo que hace la situación un poco más confusa.
Nuestros anfitriones matsigenka en Pankotsi pertenecen a la comunidad de Shipetiari.
Panktosi es un emprendimiento que pretende ser modelo para la gente migrante a la selva y otros pueblos indígenas, ya que al ser exitoso puede demostrar que es viable mantener el bosque, su cultura, e incorporarse a la economía nacional.
Yendo más allá, la organización de los comuneros de Shipetiari llega a tal punto, y se fortalecen tanto en busca de procurar las mejores condiciones para sus vidas y su futuro, que reconocen y adoptan muy bien estrategias tan modernas como: ofrecer servicios de compensación de huella de carbono, uso de paneles solares, cultivo en piscigranjas, entre otras prácticas sostenibles.
Los comuneros en Shipetiari persisten en su proyecto Pankotsi, con sus altas y bajas, porque quieren alcanzar sus objetivos y transmitir el mensaje de que sí se puede hacer desarrollo y conservación a través del turismo. Y mostrando lo que para ellos es más importante y principal: ser auténticos, viviendo en armonía, como lo han hecho desde siempre en la comunidad.
Ahora, si todavía le queda alguna duda acerca de visitar este destino, le recordamos que en Manu se han registrado alrededor de 160 especies de mamíferos, 1000 de aves, 140 de anfibios, 99 de reptiles, 210 de peces y se ha estimado que varias decenas de millones de especies de invertebrados y plantas viven aquí. Pero le recordamos también que su visita responsable ayuda a proteger al parque de las influencias externas y amenazas como la tala ilegal, deforestación por avance de la agricultura, desatención pública y enfermedades, entre otras.
3. ¿Qué necesita para unos días de estadía en el albergue de selva Pankotsi?
Este es sin duda el mejor paso previo a visitar la selva amazónica y la comunidad de Shipetiari, informarse sobre el destino es el comportamiento más responsable que puede demostrar cualquier viajero.
Habiendo dicho esto, de lo cual –por cierto, debe sentirse orgulloso, pasamos a darle algunos consejos y sugerencias para hacer de su estadía la mejor experiencia posible.
Ante todo y como prioridad absoluta le pedimos se administre dos vacunas: la primera contra la fiebre amarilla, para protegerse usted (tenga en cuenta que debe inocularse por lo menos 10 días antes de su llegada a la selva); y la segunda, para proteger a aquellos hombres y mujeres que carecen de defensas naturales contra la influenza, puesto que en las cercanías de las áreas que va a visitar, aún existen comunidades nómadas de personas en aislamiento, o fuera de contacto con la civilización, y usted podría estar trayendo consigo el virus de la gripe que les resultaría fatal. POR FAVOR PORTE CONSIGO SU CARNET DE VACUNACIÓN de validez internacional.
Ahora, prosigamos con asuntos menos serios, pero igualmente importantes para garantizarle una experiencia libre de inconvenientes.
Como suele recomendarse para todo destino de selva, un buen repelente de insectos es fundamental (usted decida si usa DEET o no, pero ahora hay muchas alternativas a base de compuestos naturales). Sin embargo mucha de la incomodidad causada por insectos se puede reducir bastante con el uso de prendas de vestir adecuadas, es decir, pantalones y camisa manga larga (por muy impopular que parezca recomendar el uso de ese tipo de prendas en un ambiente tan húmedo y caluroso).
Paralelamente hay que advertir sobre la exposición al sol, cobrando nuevamente importancia las prendas anteriormente mencionadas con la adición de un gorro o sombrero, bloqueador solar y opcionalmente lentes de sol.
Eso nos lleva a poner atención a la correcta hidratación, para lo cual le sugerimos que siempre lleve consigo suficiente líquido en una cantimplora, y si ésta tiene además un filtro purificador de agua, pues muchísimo mejor.
Algo casi obvio, pero que no debe olvidar, es llevar siempre consigo sus medicamentos de uso común (en caso los requiera) o un botiquín básico. Igualmente sus productos e implementos de aseo personal, y si son biodegradables y/o en empaques eco-amigables, todos se lo sabremos agradecer.
Pasemos al calzado pues aquí podría necesitar de todo, desde sandalias, pasando por zapatos de campo, hasta botas de hule. Esto es algo que tendrá que evaluar bien pues ocupa espacio y genera peso en el equipaje. Entonces, la recomendación es optar por el primero y el último, dejando las zapatillas a un lado. Tal vez en el albergue puedan prestarle botas pero no hay garantía de ello ya que depende mucho de las tallas disponibles (algunas tallas grandes no son fáciles de encontrar en Perú).
Ropa ligera y ropa de baño nunca pueden faltar, pues siempre habrá oportunidad de tomar un baño en algún río, laguna o simplemente bajo la lluvia; así como siempre habrá momentos en los que ni los insectos ni el sol serán un problema.
Una mochila o bolso de diario para llevar aquello que pueda necesitar en las excursiones. Pensar incluso en llevar siempre consigo algún refrigerio.
Si lleva artículos electrónicos y necesita recargar baterías, en Pankotsi se le podrá facilitar acceso limitado a tomacorrientes (durante la hora de la cena), pero no olvide que debe tener el tipo de enchufe correcto usado en el Perú o un adaptador (tipo americano 220V).
Necesitará proteger sus cosas del agua, así como cubrirse usted mismo en determinadas ocasiones, entonces, procure llevar cobertores, bolsas o estuches impermeables y un poncho o chaqueta.
Una linterna, preferiblemente frontal, resulta muy práctica y luego de conocer sus bondades le resultará casi indispensable, ya que sus manos estarán completamente libres.
Cámara y binoculares son obviamente opcionales, pero también obviamente recomendados.
Esta lista de recomendaciones podría seguir y seguir casi ilimitadamente, pero ya hemos cubierto lo indispensable. También puede ayudarse con nuestra lista sugerida y enterarse de otras cosas interesantes que le proponemos a nuestros pasajeros.
En caso desee hacer alguna donación, puede traer algún material educativo o útiles escolares; equipo deportivo o lúdico para niños; o incluso cuentas para collares, pues las mujeres de la comunidad elaboran artesanías y se lo sabrán agradecer.
-DESCRIPCIÓN-
4. Aproximarse al corazón del Manu desde Shipetiari
Una comunidad que se ha abierto a la posibilidad de recibir en su territorio a visitantes foráneos, es la de Shipetiari. Ellos han levantado un albergue rústico pero con todas facilidades y encanto para experimentar una verdadera aventura en la selva amazónica.
Pankotsi es el nombre de este lugar, que significa “casa”, y eso de por sí es ya una invitación a decidirse por unas vacaciones con esta comunidad del pueblo matsigenka.
Para llegar a Pankotsi, es decir a Shipetiari, lo más cómodo es partir desde Cusco en un viaje por carretera en el cual descenderá más de 3 mil metros hasta llegar a destino. Si bien es un camino largo, también lo es diverso, ya que verá transcurrir frente a sus ojos tantos diferentes tipos de vegetación, como cambios de clima experimentará su cuerpo cada cierto tiempo.
La humedad captada en las alturas, donde habitan musgos, orquídeas y helechos gigantes, se va escurriendo poco a poco, y casi mágicamente va formando riachuelos y cascadas hasta convertirse en ríos, y finalmente, unirse a todas las aguas de la vertiente este de los Andes para convertirse en el poderoso río Amazonas, en donde la vida literalmente explota en una variedad casi inimaginable, de la que serán testigos con unos pocos días de permanencia en Pankotsi.
Alrededor del albergue se ha desarrollado un sistema de senderos que se adentran en las varias decenas de hectáreas de bosque que la comunidad de Shipetiari ha destinado al turismo y ha decidido proteger. Es a través de estos caminos que accederán a la magia del Amazonas, descubriendo con la ayuda de su guía, que la vida está literalmente en todos lados.
Visitar el Manu es tan fácil como reservar algunos días en el albergue de selva Pankotsi. Sin duda es una experiencia que le cambiará la vida y se encuentra sólo a unos cuantos pasos de hacerlo realidad.
5. Llegada a Pankotsi, del Cusco al Manu
La tranquilidad de una mañana cualquiera en Salvación se acompaña, más que con el canto de los gallos, con las singulares voces de los guacamayos. Nuestro vehículo nos espera y otras tres horas de recorrido también. Ayer bajamos de las alturas de Cusco, con Paucartambo como testigo, y a pesar de ser un viaje largo y a veces cansado, es también, sin lugar a dudas, inigualable.
Hace fresco aún (julio es una temporada propicia pues las lluvias dejan de ser un problema), sin embargo decidimos ir en la tolva de la pick-up que nos llevará a Puerto Shipetiari. De esa manera podemos apreciar más del paisaje, que corre veloz a nuestro alrededor mientras vemos muchos aguiluchos camineros haciendo buen alarde de su nombre.
Camiones que transportan diferentes cargas, o que simplemente van en su búsqueda, son máquinas que no se ven normalmente, si bien aún cumplen su función y se notan recios, ya tienen buen número de decenios por estos caminos. Son museos en movimiento que le dan un aire pintoresco a nuestro recorrido.
En el puerto nos espera Gregorio, quien desde hace seis años dirige el albergue Pankotsi. A él, siempre puntual y sonriente, se le reconoce fácilmente y es de trato muy agradable. Es así que subimos a la lancha y el motor nos permite entrar en el cauce a pesar de que esta primera parte del recorrido es a favor de la corriente. Son apenas unos minutos sobre el río Alto Madre de Dios pues Shipetiari y Pankotsi están del otro lado de las aguas.
Pasamos de un meandro al otro y ahora vamos contracorriente, en esta época son visibles los desniveles en el cauce del río, pero en cuestión de escasos minutos ya atracamos frente al sendero que nos llevará al albergue. La sombra que producen los árboles refresca el aire del mediodía y solo resta una breve caminata hasta llegar al que será nuestro hospedaje en los próximos días.
En el camino desde la lancha al comedor -y edificio principal de Pankotsi, no pueden pasar desapercibidos un par de seres, que aunque inmóviles, son imponentes: una gigantesca lupuna (ceiba) y un retorcido renaco (ficus) son la antesala, lo primero que nos regala nuestra visita al albergue. Más adelante nos espera el almuerzo.
Bricelda, nuestra cocinera, es tímida como la mayoría de los shipitearinos, pero poco a poco y con constancia de nuestra parte, el intercambio de palabras se va haciendo más fluido y hasta una que otra risa empieza a escapar. Comemos con buen ánimo pues el viaje siempre produce algo de hambre y luego pasamos a nuestro bungaló para instalarnos y descansar brevemente.
Se acerca pronto el final de la tarde y nuestros anfitriones nos tienen programado un recorrido por los senderos en medio del bosque, pero eso ya será parte de otra entrega.
La descripción anterior se refiere al ingreso a Pankotsi haciendo uso de transporte público desde Cusco. Otros horarios se manejan si se contrata un vehículo privado para la primera parte del recorrido. Pregúntele a su asesor de viajes sobre las opciones disponibles y planifique su tiempo y actividades de acuerdo a las mismas.
6. Segundo día en Pankotsi, primer día de turismo vivencial en Shipetiari, Manu
Mi primer contacto con la comunidad fue casi simultáneo con el cuenco de masato más grande que jamás hubiese imaginado. Así empezó mi recorrido por Shipetiari…
Josefina y Andrés, mis guías del día anterior, fueron nuevamente a mi encuentro en Pankotsi. Eran las nueve de la mañana y menos mal el desayuno había sido lo bastante sustancioso para afrontar lo que vendría más adelante.
Pankotsi es un emprendimiento turístico comunitario manejado por los miembros de la comunidad matsigenka de Shipetiari. Hace más de 10 años ellos decidieron tomar la oportunidad que se les presentaba, pues otras comunidades de la región habían iniciado proyectos similares, y el impulso venía dado por diferentes instituciones que promovían un desarrollo alternativo para comunidades que realmente carecían de opciones para auto-sostenerse.
Es así que, en terrenos no intervenidos de la comunidad, se decidió levantar la infraestructura necesaria para alojar huéspedes y proveer los servicios básicos, y el bosque circundante se mantuvo imperturbado para preservar la auténtica experiencia de naturaleza y vida silvestre.
De esta manera se mantiene separada la vida de los comuneros de la experiencia de vida silvestre, pero con algunos minutos de caminata se conectan ambas, y hoy me toca visitar Shipetiari. Es así que sin mucha antesala me enfrento, a lo que estimo es, más de un litro de masato.
El masato, como se describe más adelante en otra sección, es la bebida fermentada propia de la zona, que se elabora en base a la yuca. Y yo, que soy lo más cercano a un abstemio, sin serlo, me encuentro entre varios miembros sonrientes de la comunidad que comentan entre si mientras que una que otra risa se escucha. Así pues, me doy cuenta con mi primer sorbo que la fermentación aún no es muy avanzada, para mi alivio, pues los bocados se sienten algo ácidos y con una leve carga de alcohol, sin embargo la cantidad que me fue brindada era lo más preocupante, pues de beberlo todo sin duda alguna terminaría tambaleando.
Menos mal Josefina y Andrés permanecen cerca y con ellos comento mi preocupación a pesar de que ninguno me dice nada, pero ya tengo mi estrategia planeada, pues veo que todos alrededor tienen cuencos más pequeños, o menor cantidad del brebaje. Entonces, después de caballerosamente tomar varios tragos, empiezo a repartir porciones entre los presentes, y a pesar de que la mayoría se niega a recibirlas entre risas, ya se han dado cuenta que no terminaré y se divierten viendo cómo solucionaré mi situación. Yo solo pensaba en lo bueno que fue haber comido todo mi desayuno. ¡Gracias Bricelda por esa rica y abundante comida!
Han transcurrido los minutos y algo de sudor por mi frente también, pero no solo es el masato sino el calor del día que se empieza a sentir, de repente veo a Andrés sin su cuenco, y aprovechando mi reciente pero ya cercana confianza a mi guía, le traspaso el mío a pesar de que él ya tiene la barriga llena de bebida. Todos reímos pues yo también inflo mi barriga para hacerles ver a todos que también estoy lleno, así le di fin a mis preocupaciones.
La mañana ya ha entrado de lleno y apenas estamos en el extremo de la comunidad cercano al albergue, por lo que todavía resta mucho por hacer, entonces nos ponemos en camino.
-COMPLEMENTO-
7. Experiencias de vida silvestre en Pankotsi, una muestra de lo que guarda Manu
Pronto caerá la noche y el momento es propicio para salir a recorrer los senderos de la selva. Las últimas horas de luz, también significan la última oportunidad de muchos habitantes del bosque de procurarse un último alimento, antes de la caída del velo negro. Los sonidos llaman la atención pues algunos animales despiden el día mientras que otros le dan la bienvenida a la noche.
Felipe, Josefina y Andrés me acompañarán y guiarán en esta oportunidad. Soy muy afortunado pues la relación 3 a 1 significa que obtendré más del triple de la atención que la que cualquier otro visitante a Pankotsi normalmente pueda recibir.
Ellos sin duda conocen todos los secretos del bosque, y poco a poco me los van mostrando, como la relación planta-animal de la tangarana y las hormigas; o qué huella en el barro pertenece a qué animal; o a quién corresponde ese canto cuya fuente no puedo ubicar. Los ejemplos continúan casi indefinidamente, y casi sin notarlo me han llevado de un sendero a otro, hemos ido y venido, nos hemos acercado de vuelta al albergue y nos hemos vuelto a alejar, sin yo siquiera notarlo.
Pero finalmente me llevan a donde llevan a todos los visitantes de Pankotsi, a la collpa de mamíferos. Una collpa no es más que un espacio del bosque en donde el suelo contiene una singular concentración de minerales, que los animales encuentran irresistible, pues su ingesta satisface necesidades fisiológicas.
En el reducido espacio la evidencia del paso de diferentes especies es sobrecogedora, hay huellas de tapir, sajino, majaz, incluso de mono, y todas en diferentes direcciones y unas sobre otras, haciendo del conjunto algo casi irreconocible para el inexperto.
Justo en frente de la collpa se ha construido una plataforma de observación, aunque para ser sincero, las probabilidades de que un animal se acerque a la collpa durante el día y en presencia humana son prácticamente nulas. La idea es pasar un buen periodo de la noche -o la noche entera a la expectativa, sin embargo nada está garantizado y es por ello que fui preparado.
Una cámara-trampa es aquella, que una vez instalada, captura fotografías de todo lo que se mueva delante de ella. De esa forma ya no tendría que quedarme en vigilia durante la noche (muy a pesar de que también iba preparado para ello). Me emocionaba la idea de poder capturar en imágenes un tapir, el animal más grande de estos bosques, y con esa ilusión dejé una cámara instalada las siguientes dos noches.
El recorrido de vuelta con mis tres guías transcurrió más tranquilamente hasta el albergue, mañana tendrían más sorpresas y curiosidades para mostrarme.
Al amanecer la voz grave y potente de los monos aulladores da comienzo al día. Ahora Josefina y Andrés me llevarán a conocer la comunidad. El sendero que conduce a Shipetiari se encuentra a medio camino entre el río y Pankotsi.
En el trayecto una bandada de trompeteros irrumpe delante de nosotros. Estas aves grandes se desplazan en grupos por el suelo del bosque, y su fisonomía y particular belleza (que siempre han llamado mi atención) los hacen seres muy especiales.
Con este avistamiento culmina en parte la experiencia de vida silvestre e inicia la experiencia vivencial.
Pankotsi ofrece vivir experiencias de ambos tipos, infórmese sobre las opciones y solicite aquellas que sean de su interés, sin embargo no deje de lado las sugerencias de su especialista de viaje durante la planificación, o de su guía en la comunidad, pues estando en Manu las sorpresas pueden venir de diversas formas.
8. Las costumbres originarias en Shipetiari, la vida matsigenka
El deseo de todo viajero es poder experimentar siempre de la autenticidad en los modos de vida de sus anfitriones. Pocas cosas son tan gratificantes e indelebles como el recuerdo de haber sido testigo de manifestaciones culturales únicas, y es por ello que una visita a Pankotsi es realmente una oportunidad inigualable.
Esto no quiere decir que los shipetiarinos sólo hablen la lengua matsigenka (de la cual por cierto existe un excelente diccionario) o que siempre vistan cushmas (sus atuendos típicos). Por el contrario, ellos hacen uso del internet y sus hijos estudian en las ciudades, pero tienen una identidad clara que fortalecen en las generaciones jóvenes, pues son orgullosos de sus costumbres y conocen el valor de preservarlas.
No hay mejor coincidencia entonces que una comunidad que mantiene sus tradiciones y visitantes que buscan experimentarlas.
En Shipetiari se caza y se pesca para vivir, de tal manera que arco, flecha y redes son de uso común y usted puede tanto participar de las faenas (previa práctica de sus destrezas), como simplemente observar o ver cómo se elaboran estos elementos de subsistencia.
Imagínese entonces que el resultado de la pesca, recién salida del río, pasará a ser parte de su comida luego de asar el pescado dentro de un tallo de bambú (una costumbre única de la zona), o será el relleno de una masa de yuca cocida, raíz que probablemente usted mismo extraiga de debajo de la tierra.
La misma yuca es utilizada para la preparación de masato, una bebida que se obtiene cocinándola con un poco de camote (y a veces maíz) y que normalmente se deja fermentar. De esta manera, si lo que usted prepare no llega a estar listo para tomar en los días de su estancia en Pankotsi, seguramente habrá algo que alguien más preparó anteriormente y que le subirá un poco la sangre a la cabeza.
Tal vez ahora, con el espíritu algo más elevado, se anime a probar el suri: una larva regordeta de escarabajo, que se encuentra en los troncos de palmas en descomposición. La verdad es que no suena nada tentador pero en realidad no es para nada malo.
Sea como sea, el personal de Pankotsi se encuentra dispuesto y preparado para asistirle en todas y cada una de las actividades (asegurándose por ejemplo que no se perfore el pie con una flecha), así como para preparar platillos tradicionales, o algo más adaptados a los gustos de los foráneos, pero sin perder la originalidad.
9. Viajes de sanación a la selva amazónica del Manu
Algunos dicen que se ‘vuelve a nacer’ después de una sesión de temazcal, pero ¡claro que muchas cosas respecto de estas actividades alternativas llevan una alta carga de sentido figurativo!
Si bien el temazcal es una práctica de origen indoamericano, no es amazónico, ni mucho menos. Más bien se trata una práctica de culturas meso y norteamericanas, y dado que es un nombre un poco más conocido en el mundo en general, ha sido así como se ha incorporado a las actividades alternativas ofrecidas en el albergue Pankotsi, además de su gran similitud con tradiciones muy propias de la cultura matsigenka.
Me refiero al kipogagantsi, que es un tratamiento que hace uso del vapor del agua hirviente en la cual se han añadido diferentes plantas medicinales y en la que se van agregando piedras calentadas al fuego para mantener la producción de vapor.
El kipogagantsi se realiza acercando la cabeza a la olla y cubriéndola con una cushma (túnica), o se aplica al cuerpo: parándose con las piernas alrededor de la olla y utilizando la misma cushma para mantener el vapor alrededor del mismo.
Entonces es fácil ver cómo se llegó a la práctica del temazcal (‘casa de baños’) en el albergue Pankotsi, pues el proceso es prácticamente el mismo, sólo que éste se realiza de forma grupal dentro de una estructura cerrada en donde se concentra el vapor.
Para ello, un banconaritsi (estructura con forma de tipi hecho de hojas de bijao y palma) se arma según el requerimiento. Esta será su ‘casa de baños’ por el tiempo que su cuerpo lo demande.
Ahora, como no todo visitante se desvive por entrar al vaporoso temazcal, también puede participar indirectamente en las excursiones previas en busca de las plantas medicinales que ahí se utilizarán, o en la fogata que le antecede donde se cuentan historias y se explica la mitología matsigenka.
Como ve, hay todo tipo de opciones para diferentes intereses en Pankotsi. Los viajes de aproximación a la selva amazónica del Manu le esperan.
10. Los gigantes verdes y su rol en el ecoturismo en la selva amazónica
Sería un error pensar que la selva es solo árboles, pero sería un error aún mayor no reconocer su importancia, monumentalidad y belleza.
La comunidad nativa de Shipetiari vive en parte de la extracción de madera, y precisamente por eso, es importante para ellos preservar bosques saludables. La extracción responsable de madera, de forma selectiva y planificada, es totalmente viable y favorable tanto para hombres como para el ecosistema.
Sin la madera del bosque no existiría Pankotsi, ni las embarcaciones que al albergue llevan, sin los cuales no pudiese darse la diversificación de las actividades económicas de la comunidad mediante el ecoturismo, restando a su vez presión sobre esos mismos recursos madereros.
En Pankotsi, los árboles son de los principales atractivos pues se reconoce su valor ecológico, pero además, su valor estético e incluso místico.
Hablar de gigantes no es en sentido figurado pues, tanto la lupuna (Ceiba) como el renaco (Ficus), pueden alcanzar e incluso superar los 40 metros de altura, considerándose así entre los árboles neo-tropicales más altos presentes en la amazonía.
La lupuna, por ejemplo, es el árbol amazónico emergente por excelencia, es decir, aquel que supera a todos los demás árboles en altura y del cual su copa sobresale por encima del dosel del bosque, proveyendo una inmensa sombra ya que sus ramas se extienden horizontalmente. Ver una lupuna adulta es una visión sobrecogedora y encontrarla en floración es sacarse el premio mayor.
Por otro lado, un renaco no es más que el conocido ficus estrangulador, una planta que inicia su vida en las alturas, ¡sí!, contrario a lo que se podría pensar, un renaco empieza su vida en la copa de otro árbol como una semilla depositada ahí por algún animal que comió un fruto de renaco (higo). Es entonces, una planta que crece sobre un árbol hospedador y se extiende hacia abajo lentamente – y a lo largo de años, hasta que toca tierra, y son sus raíces las que normalmente vemos colgando pero que luego se engrosan y se convierten en el verdugo de su benevolente hospedador.
Ciertamente, la grandiosidad de estos gigantes podría eclipsar a otros moradores del bosque, pero por el contrario, mucha de la vida en la selva amazónica del Manu gira en torno a ellos.
No deje entonces de visitar el albergue Pankotsi y conocer el uso y veneración que se practica sobre los diferentes árboles o inchatopageku en lengua matsigenka.
11. Clases de cocina en la selva del Manu, algo más que gastronomía
Tal vez muchos se pregunten: ¿tanto viajar para terminar en los afanes de la cocina mientras se encuentra uno en medio de una selva mega-biodiversa?
Pero piénselo bien, la gastronomía es parte esencial de cualquier cultura, de manera que es equivalente a decir que viajó a la selva y aprendió tiro con arco. Es más, tal vez luego pueda replicar una receta similar de vuelta en casa, y sorprender a sus familiares y amigos con el proceso y las anécdotas que vivió durante su preparación en el albergue Pankotsi.
Y si aún no se convence, imagine entonces toda la diversidad por la que es famosa la selva amazónica, y ahora piense que toda esa variedad, que normalmente se asocia a cientos de animales que solo se van a observar y las miles de plantas entre las cuales prácticamente solo se camina, muchas veces no es considerada como alimento. La selva es una despensa para quienes la conocen, y para ello sus guías matsigenka tienen toda una vida y muchas de generaciones de preparación.
Les contaremos un poco más y estamos seguros de que dentro de poco empezará a salivar, así como algunas conexiones neuronales de su cerebro empezarán a prepararse, para disfrutar de las delicias que la comunidad nativa de Shipetiari tiene pensadas para usted.
Seguramente antes de llegar al Manu ya ha experimentado algunos días en el Perú, e indudablemente ya ha brindado con un pisco sour, la bebida bandera del país. Ahora, tendrá la oportunidad de elaborar ese glorioso cóctel con un ingrediente netamente amazónico. Se le llama cocona sour y resulta de sustituir el casi irremplazable limón con un fruto al que se puede considerar el equivalente amazónico del tomate, pero que dada su exquisita acidez, se convierte en la alternativa perfecta. Pero sepa que la cocona no solo es sabrosa, sino que también posee un alto contenido de hierro y vitaminas.
Eso ha sido un aperitivo, pero ¿qué tal ahora un pacamoto? o “kisáviri” que no es más que pescado cocinado en paca, es decir bambú.
Entonces ¿ya se está imaginando ponerse el gorro de cocina y delantal en Pankotsi?
Las papilas gustativas ya están al máximo, pero falta presentarle aún el clásico juane. Este platillo consta de ingredientes básicos como el pollo y el arroz, pero es su preparación, desde el aliño hasta la envoltura en hojas y cocción, la que lo hace uno de los favoritos en la región, y a modo general de todo comensal, dada su favorable reputación.
¿Qué más queda por ver o probar? La lista es larga y variada, digamos el masato, la yuca rellena con pescado, el suri y pare usted de contar – o de tratar de memorizar nombres.
Entonces, no sólo reserve su estadía en Pankotsi, sino asegúrese también de reservar un cupo en las clases de cocina.
Contáctenos por cualquier medio de su preferencia, aquí le dejamos todos a disposición
La información que acaba usted de leer fue redactada con el propósito de alimentar el Blog del Albergue Pankotsi, el cual iba a implementarse en su página web. Sin embargo, el proyecto no se materializó y en RESPONS decidimos echar una mano en la difusión de aquello que desde Pankotsi quieren decir.
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